El juicio de Pilato se refiere, según los evangelios canónicos, al que tuvo Jesús en el pretorio ante Poncio Pilato, precedido por el que tuvo anteriormente en el Sanedrín.
En el Evangelio de Lucas, Pilato encuentra que Jesús, siendo de Galilea, pertenece a la jurisdicción de Herodes Antipas, y decide enviarlo ante él. Después de interrogar a Jesús y recibiendo muy pocas respuestas, Herodes decide que Jesús no representa ninguna amenaza y le devuelve a Pilato.
Se observó que Pilato aparece como un abogado que defiende el caso de Jesús y no como un juez en una audiencia oficial.[1] En el Evangelio de Juan (18:28-19:13), su "ir y venir", es decir, el ir y venir de Pilato del interior del pretorio al patio exterior, indica su "posición vacilante".[2]
Temiendo contaminarse, los líderes judíos no entraron en el tribunal, y la discusión de Pilato con ellos ocurrió fuera del pretorio.[3] Algunos observan que Pilato aparece más como un defensor abogando por Jesús que como un juez en una audiencia oficial.[1]
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